JOSÉ
C. HAYAKAWA CASAS
Un OVNI en
mi jardín???
OVNI. Un OVNI en mi jardín. Canción de un grupo de rock peruano de la década
del ochenta que describía la experiencia de visita intempestiva de un artefacto
vehicular del espacio exterior –presumiblemente del planeta Marte- en parte de
su propiedad. Objeto Volador No Identificado. OVNI.
He ahí el detalle: Al examinar el escenario post (o pre??? porque las
solitarias estructuras metálicas dicen otra cosa) Museo de Arte Contemporáneo
(MAC)-Lima es identificable que la sensación de vecinos de Barranco es
agridulce ya que perciben que mediante un conjunto de “gestiones de alto nivel”
Instituto de Arte Contemporáneo (IAC)-Municipalidad Distrital de Barranco –y
con la venia de la Municipalidad Metropolitana de Lima y del Instituto Nacional
de Cultura- se ha impuesto un museo en “su parque”. Parque de escala local, en
el distrito más pequeño de Lima, en el cual se decidió que un equipamiento
cultural pretendidamente metropolitano –que es como colocar al Gordo en las ropas
del flaco- “engalane” el vecindario. Vecindario inconsulto sobre una cosa tan
básica como el parque del barrio. Porque era su parque, su espacio público, su
patrimonio local y por ende acumulaba un conjunto de historias y memorias
individuales y colectivas que les fue arrebatado unilateralmente y de facto,
superpuesto por una nave tecnológica y universal. Como un objeto extraño, raro,
que aterriza en su territorio, descontextualizado. Como un OVNI, pero ya no en
su jardín sino en su parque.
Un fracaso más que importa???
El patrimonio al ser un concepto relativo, temporal, histórico puede
construirse como resultado de la imposición estimativa de uno de los diferentes
actores involucrados. Así, Fernando Carrión refuerza esta lectura dinámica y
multiactoral de “lo patrimonial” conceptualizándolo desde una doble perspectiva:
“Es el ámbito de un conflicto social, de la misma manera como ocurre al
interior de cualquier núcleo familiar respecto de la herencia. Esto… define los
sujetos patrimoniales en sus respectivas tensiones e interrelaciones.
Es la lógica de la transferencia socio-generacional del valor patrimonial, en
la perspectiva del devenir. Esto es, define el carácter de sustentabilidad o la
continuidad del cambio”1.
Por ende, las tensiones observables con el MAC-Lima son muy representativas del
marco más amplio del arte, la cultura y el patrimonio de cara a la ciudad, la
ciudadanía, el Estado y las instituciones privadas: ausencia de una política
pública –en los niveles del Estado-Nación, regional y local- que promueva
decididamente lo cultural, errática planificación urbana que castra
posibilidades de sostenibilidad ambiental, modelo de gestión anti-participativo
que explicita un discurso monológico y excluyente que genera un mayor
distanciamiento con el poco accesible “arte contemporáneo”. Asimismo, las
referidas tensiones testimonian con claridad el fraccionamiento que se ha
suscitado entre una realidad estructural y el “proyecto moderno” de país que
intentaron implementar algunas élites ilustradas años atrás, el cual al
universalizar homogeneizaba, aplanaba, acallaba, circunstancia harto complicada
en un país históricamente multicultural y fragmentado. Porque lo que hay
de MAC-Lima es más que una basílica construida por columnas, vigas,
paramentos metálicos y espejos de agua sino lógicas asumidas del “hecho
consumado” y del “perro muerto” que no suman a la construcción del “museo para
todos”, como reza el tríptico justificador y la website ciber-políticamente
correcta. No “Museo para todos” sino “Museo para nosotros y sobre todos”, como
más bien señala el cerco perimétrico de reja metálica que connota su concepción
de espacio público.
Post-data…
Una promesa que parece más lejana aún si es que desde los agentes culturales no
son asimiladas lógicas que desde la interculturalidad –consustancial para el
caso de una megalópolis de 8 millones de habitantes- permitan hibridar,
mezclarse, reconocerse desde el otro…
Todo ello nos conduce a preguntarnos qué queda??? Tal vez sólo examinar y
obtener lecciones aprendidas. Tal vez seguir apostando por proyectos culturales
que celebren la diferencia y no la excluyan. Tal vez esperar que el encuentro
entre “arte contemporáneo” y la(s) ciudad(es) se base en el diálogo y que los
consensos entre actores determinen que la significación cultural resulte de la
sumatoria de valores que sobre el mismo tengan los distintos grupos
socio-culturales.
Tal vez…
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